Hey, ustedes que están allá abajo, vean mi pistolota
(sólo eso porque mis huevos ni siquiera yo los alcanzo a ver).
A primera vista la
imagen podría ser el afiche de cualquier película de acción: héroe con playera
blanca entallada, peinado a la moda y lentes oscuros, cortando cartucho, listo a disparar
mientras la damisela, detrás de él, ríe.
¿Está riendo? ¿Pero de qué se ríe, que no se trata de una cinta de
acción con tiros y persecución y toda la parafernalia? No, nada más alejado de la ficción y tan
absurdamente cerca de nuestra realidad.
La imagen corresponde a un joven priista de Xalapa, Veracruz, cuyo nombre ni siquiera vale la pena anotar, listo para apuntar con su arma (portada sin permiso) a un grupo de manifestantes (anti - Peña Nieto)que marchaba por una de las avenidas principales de la ciudad. Si uno vuelve a mirar la imagen, sabiendo lo que ahora se sabe, se vienen encima un raudal de preguntas: ¿está loco?, ¿disparó?, ¿hay heridos?... ¿por qué la risa estúpida de la estúpida damisela, en dónde coños le encuentra lo divertido, la muy estúpida?
Lo realmente divertido debió ser la manera en que el joven se fue a esconder al baño del restaurante (a lo mejor piensa hacer carrera política), o quizá cuando lo sacaron por la fuerza y hasta los pantalones perdió en la trifulca. Claro, lo que no será divertido cuando, tras módica fianza, el junior (¡oh detalle!) sea liberado.
Esa imagen, como muchas otras, refleja la degradación de una sociedad donde da lo mismo ser un petimetre al cual papi le permite usar un arma y amenazar a un grupo de personas (aquí no importa ni el partido ni el candidato ni el resultado de la elección) que no piensan como él o un sicario acatando órdenes. Pero he aquí unas diferencias: el sayón obedece y no se escuda a metros de distancia para hacer su amenaza, y claro, tampoco amenaza, ejecuta y sabe que en una de tantas puede terminar con una bala entre los ojos; el junior en cuestión no sólo está envalentonado por el arma, el alcohol y la distancia entre él y los manifestantes, también sabe que por ser quién es saldrá bien librado de su numerito.
Aquí la nota en el
diario Sin embargo:
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