jueves, 31 de enero de 2013


Californication

(Hank Moody  hates us  all)


La escena no podía ser más provocativa: fade in con los coros celestiales de You can´t always get what You want  de fondo,  un  Porsche negro descapotable  entrando en la avenida principal de la iglesia. Un hombre se baja y apenas entra, arroja su cigarro en la pila de agua bendita.  Al llegar al  altar se tutea con el Cristo del centro como si fueran grandes amigos. A la mitad del prolegómeno aparece una monja que le ofrece al hombre una ayuda; éste le dice su problema: es escritor y está bloqueado. La monja  duda si algún padrenuestro u otras tantas avemarías servirán;  entonces le ofrece una desinteresada mamada ahí, a la mitad del altar.  El hombre duda  primero, pero cuando la monja se quita el tocado de la cabeza y aparece una despampanante rubia, queda más que convencido. La monja baja a darle ayuda ofrecida y el hombre, Hank Moody, sabiendo que se irá al infierno sólo levanta la mano para, desde donde lo vemos, taparle el rostro  al Cristo que permanece impávido mientras la felación continúa.

Éstos son los primeros 2:49 minutos de Californication, serie que nos presenta a Hank  Moody, escritor en paro, adicto al  sexo y  un poco más que un simple bebedor social; trasunto de otro Hank, no tan adicto a las mujeres como alcohol, también  escritor y cuya obra es de culto: Charles Bukowski. Pero este otro Hank realmente está bloqueado. El éxito lo alcanzó apenas unos años atrás, cuando Hollywood se fijó en su novela más famosa (God hates us  all) para convertirlo en una vomitiva comedia  romántica.  Además, Karen,  su musa  y madre Becca, la hija de ambos,  lo ha dejado y está por casarse con otro hombre (uno que sí le propuso matrimonio).  
Este es el hilo argumental de la primera temporada de la serie escrita por Tom Kapinos (coproductor de Dawson´s Creek) y que, desde ese primer capítulo, despertó muchísimas críticas1.


Este  continuo perder-ganar-perder a Karen es el leiv motiv de la serie, sumándole, por supuesto, la pléyade de hermosas mujeres con las que Hank se relaciona.  Y cualquiera diría que esto no da para mucho, pero no es  el caso de  Californication: seis temporadas que han dado los mejores desnudos de la televisión, escenas de sexo  explícitas, tríos y situaciones hilarantes, agudos diálogos  no  aptos para adolescentes  ni para personas de breve y acartonado criterio.


California bloquea a Hank, pero al mismo tiempo le  da la mejor historia de su vida: un caso de pederastia y plagio en la primera temporada que hace sonoros ecos en la segunda,  reaparece como forzado y alrevesado  Deux ex machina  en la tercera, y, finalmente, se resuelve  en la cuarta.  Y Hank, como otros grandes autores2, no puede dejar California atrás. Al inicio de la quinta temporada lo vemos de nuevo como un autor consagrado, en su amada Nueva York, rompiendo con la novia en turno que en pleno restaurante  lo acusa de sodomía, y sin otra que aceptar de mala gana una propuesta de trabajo allá, en California; donde tendrá que quedarse una larga temporada  pues su ahora ex  sodomizada novia le incendia el departamento.

Moody no está solo, y éste es uno de los secretos del éxito de la serie. El segundo a bordo (y que bien pudo haber tenido su propia serie) es Charlie Runkle, el agente literario de Hank: amoral, eyaculador precoz, puñetero compulsivo,  exhibicionista, pero eso sí, gran amigo.  La relación entre autor y editor es del estilo de antaño, cuando el segundo era confesor, compañero de briagas y putas, celestino, encubridor, pues,  de todos los vicios del primero. Charlie también tiene su cuota de mujeres que van desde su secretaria bondage, una inocente actriz de porno barato a una intimidante jefa  que no deja de toquetearlo cada que puede; pero su verdadero amor es Marcy, su esposa al inicio y  corrosiva ex mujer después. Marcy es una chaparrita explosiva, grosera, cocainómana,  cuyo mayor atractivo es ese toque preciso de deliciosa vulgaridad que aplica tanto en su vida privada como profesional (tiene un centro de depilación para estrellas de Hollywood).  

Becca, es el punto de balance: el constante estira y afloja de sus padres la hace madurar rápidamente, y es ella quien tiene que poner en su lugar a Karen y a Hank cuando ellos no parecen encontrarlo. No obstante, víctima del paso de la niñez a la adolescencia, la veremos volverse  un dolor de cabeza muy similar al que sus padres fueron  para ella. 

Karen es la mujer, la amante, la amiga y quizás por este último epíteto  es que soporta todos los desvaríos del escritor.  Karen, junto con Becca, es quien más sufre por el ir y venir de  la relación con Hank, y si bien ha intentado reiniciar su vida otras tantas veces (al punto de dejar plantado al novio  después del “sí, acepto”), es la inercia de ese amor el que siempre la lleva a estar cerca de él.

Californication no debe su título al azar, viene de una canción de los Red Hot Chili Peppers; pero no es lo único:  los nombres de varios capítulos tienen su origen en canciones: In utero, de Nirvana (capítulo 10 de la segunda temporada), Wish you where here, de Pink Floyd (capítulo 1 de la segunda temporada),  Exile on Main St., de los Rolling Stones (Capítulo 1 de la cuarta temporada). De la misma manera, la serie está repleta de referencias a grandes músicos y bandas: Guns n´ roses, Warren Zevon, Oasis, Slayer, WhiteSnake, Jon Bon Jovi, Motley Cure, Rick Springfield (quien aparece en la tercera temporada representándose a sí mismo), Oasis, Led Zeppelin, Queen, y, próximamente, Marilyn Manson. 

Como toda serie de larga vida, Californication ha tenido altas y bajas.  De entre las mejores está la segunda, donde aparece ese maravilloso personaje secundario que es Lew Ashby, quien traba una verdadera amistad con Hank tras una confusión de clítoris en una fiesta. En el lado opuesto, la tercera si bien es  divertida (el episodio 8, The apartment, es de lo  mejor), también es floja y el puente de los dos últimos capítulos se siente demasiado impuesto. La cuarta3 logra levantarse y en la quinta, aunque con momentos, vuelve a bajar un poco. La sexta está por estrenarse en América Latina y veremos si la combinación Hank-Karen-mujeres-alcohol, sexo drogas y rock n´ roll, da  vida para un poco más.

Mientras, no queda más que desear que Hank Moody siga odiando, bebiendo, luchando por su familia, acostándose con cuanta mujer se le cruce, escribiendo…En fin, viviendo.




ANOTACIONES:

1.       Una organización cristiana en Australia envió quejas al por mayor, logrando que la televisora que transmitía la serie perdiera un dineral por los contratos de publicidad cancelados.

2.       Sólo por nombrar a algunos que hicieron suya a la California noir y decadente: Raymond Chandler, Dashiell Hammett, Ross Macdonald, Michael Connelly, James Ellroy, John Fante y, last but not least, el ya mencionado Charles Bukowski.

3.       El final de esta temporada apuntaba para ser el final de la serie: un Hank Moody absuelto de los cargos de corrupción de menores recorre los foros de la película que abordará esa etapa de su vida (es decir, de la primera a esa cuarta temporada). La escenografía de su casa  es la de su casa,  las actrices que representarán a Karen y Becca le recuerdan a Karen y Becca. Y al final lo vemos manejar a toda velocidad, largándose por fin de California,  dejando atrás todo lo que ahora es historia. Ficción dentro de la ficción.


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